viernes, julio 08, 2005

Una piedra en el camino

Desde que la vi apearse del camión en marcha sabía que vendría a por mí.
A las tres de una tarde de verano en Madrid, la calima sobre el asfalto se confunde con el polvo que levantan los muchos camiones de escombros que ocupan la carretera. Las corrientes térmicas en los páramos del este de la capital bandean Mi Vespa y obligan a aumentar la concentración durante el trayecto de regreso a casa. Así circulaba ayer cuando la vi. El mismo viento que me zarandeaba hacía ondear como una bandera la red protectora del contenedor de escombros del camión que circulaba unos trescientos metros por delante y pude ver con nitidez como una piedra del tamaño de una mandarina se cansaba de viajar en camión y se tiraba en marcha contra el asfalto. Entonces empezó a botar, rodar y rebotar sin orden ni concierto, ora izquierda, saltos breves, ora derecha, altos saltos y sin salirse del carril por el que circulaba yo. Sin perder la vista de la carretera, no dejaba de ver la piedrecita que, por no ser más que un terrón de arena, perdía tamaño en cada impacto dividiéndose en piedrecitas más pequeñas que, como ella, pirueteaban sobre el asfalto. La distancia entre la legión de terrones desmembrados y mi rueda delantera disminuía de forma peligrosa preocupante y yo, no sé si atraído por su gravedad o porque en ese momento estaban ocupados los carriles vecinos, me veía incapaz de variar la dirección de Mi Vespa. Al punto reaccioné o quedó libre el carril izquierdo y con una leve inclinación de torso logré ocuparlo. Ya me veía libre del impacto cuando el terrón más gordo brincó anárquico y fue a estrellarse contra mi pie derecho.
A pesar de la zapatilla, el dolor fue similar al de un picotazo de avispa pero sonreí satisfecho; con el choque la piedra se desintegró en centenas de granitos de arena que se esparcieron sobre el asfalto y, en justo castigo, quedaron aplastados por las ruedas de los coches que me seguían.

1 comentario:

Elda dijo...

El título es como esa ranchera mexicana que tantos recuerdos de mi niñez me trae...
Una piedra en el camino me enseño que mi destino era... ¿la conoces?
Saludos!