jueves, julio 15, 2004

Piques

Como Mi Vespa estaba malita, decidí sacarla a ver si se animaba un poco y me la llevé a dar un paseo por La Castellana

Nada más lejos de mi pensamiento que competir con el resto de motoristas pero sin darme cuenta me vi envuelto en una serie de piques consecutivos en los trayectos que separan los semáforos que, invariablemente, se cierran cada vez que te acercas a ellos. Ni de madrugada verás la Castellana así de vacíaEntonces comienza la batalla por el hueco para alcanzar la pole position en la línea del paso de peatones. Filas interminables de coches permanecen inmóviles; unas veces han dejado el espacio suficiente para que pase una moto grande, otras apenas cabe un vespino y, aun así, hay quien se empeña en pasar a toda costa para llegar el primero.
Yo me quedo un poco retrasado para elegir bien la ruta; busco alguien que avance rápido pero que no sea un quemao y trato de seguirle hasta que le veo entrar por un desfiladero por el que me niego a pasar. Una vez más me quedo rezagado. Sí, estoy acostumbrado pero un gusanillo empieza a recorrerme por dentro animándome: "tú también puedes estar en primera fila". Así que, cuando la luz se pone verde, giro a tope el puño de Mi Vespa y aprovecho que los carros se separan para driblarles y llegar, por una vez, el primero.
En ese lugar, se produce un curioso fenómeno: todos los motoristas nos miramos los unos a los otros; primero al vehículo, después al piloto y otra vez a la moto; primero a la parte delantera, después a la trasera, como pasándola revista, una rápida ojeada al semáforo y nuevamente al conductor.
Allí está el ejecutivo con su C1 o su Burgman tan impolutas como el impecable traje que viste; el casco (no en la C1) reluciente, a juego con la montura, oculta una cabeza hierática, siempre firme y segura de sí misma y del motor que lleva bajo las piernas.
El mensajero de toda la vida, también con su vespa o su Yamaha pero de las de antes, o de las de siempre, casi siempre negra, como la cazadora con el logotipo de la empresa de mensajería en la espalda, negra como los guantes que ya tienen la forma del puño y el casco con la visera rota, como los vaqueros gastados y sucios de tantos kilómetros de ciudad.
No falta nunca en la primera fila el mensajero joven y acelerado, como el motor de su vespino más trucado que una película de romanos; es raro verle con guantes y el casco lo lleva superpuesto, sólo por si le ve la policía.
En los recorridos de La Castellana, rara vez tenemos la suerte de encontrarnos con alguna chica joven y guapa a bordo de su Vivacity o su Jog perfectamente limpias y sin un arañazo, sin desviar nunca la vista del frente para que su miradas no llegue a cruzarse con la de cualquier otro motorista salvaje.
Y luego estoy yo con Mi Vespa... que no me apetece definirme ahora, los que me leeis ya os habréis hecho una idea aproximada de como soy.
El caso es que toda esta fauna y algún otro que se me olvida, nos situamos en la primera línea del semáforo esperando que la luz cambie de color mirándonos los unos a los otros. Baja la bandera a cuadros y salimos todos disparados, los que llevan motores potentes, los primeros; atrás van quedando los ciclomotores y algún despistado atrapado por un autobús al que no puede adelantar. Es el tramo de las máquinas, no hay más misterio: gana el que la tiene más grande (¿...?). Pero a escasos quinientos metros, el siguiente semáforo cerrado y los coches que siguen parados (siempre los coches están parados en La Castellana). Ahora empieza la carrera de los pilotos. Ya no valen los doscientos centímetros cúbicos de Mi Vespa ni si quiera los seiscientos de alguna cebeerre perdida en la ciudad. Ahora sólo cuenta la habilidad para esquivar latas con ruedas. Parecemos un rio discurriendo entre las piedras buscando, como el agua, un hueco por el que pasar. Siempre hay alguno que tropieza (casi siempre yo) con un obstáculo y ha de parar antes de tiempo, otros, avanzan más despacio y sólo unos privilegiados, los mejores pilotos urbanos, llegan, siempre, los primeros a la línea de meta. ¿Adivinas quienes son?

1 comentario:

Eva Bntz dijo...

muy wueno, me recuerda a "Los autos locos", pero en versión moto., me diste una idea para mi C-S, "piques de utilitarios en la calle Alcalá"jejje, tranqui q no te robo la idea.