jueves, agosto 19, 2004

Cuatro gotas

Me lo avisó un lector agorero (un saludo, J). Efectivamente, llegaron las lluvias y antes de tiempo. Tan anticipadas que aún no me había equipado para ellas. Y no sabéis bien los que no montáis en moto lo importante que es el equipo. Tanto que tengo pensada una nota sobre este asunto. Como decía J, las curvas de las rotondas encharcadas pueden ser más peligrosas que las de las mujeres bellas que acaparan toda mi atención.
El caso es que, esta mañana al despertar comprobé que había llovido. Cuando saqué a pasear al perro, chispeaba. En el momento de salir hacia el trabajo, comenzaba el diluvio. Es posible que cualquier persona cuerda, ante semejante panorama hubiese optado por el coche. Pero yo no. Por dos motivos fundamentales: primero porque no estoy cuerdo; segundo porque me propuse usar Mi Vespa para ir al trabajo todos los días del año y no me iba a amilanar por cuatro gotas de nada.
Lo cierto es que esta experiencia me ha resultado muy útil. En apenas veinte minutos he aprendido varias cosas y he constatado otras tantas.
La primera lección es que hay que llevar siempre una bayeta en la moto. Para secar el asiento, claro. De lo contrario hay que buscar lo más parecido a un trapo si no queremos empezar la ruta con el culo húmedo. Bastante tiempo habrá para empaparse. ¿Pensabas que yo llevaba una? Pues no. Lo más parecido a un trapo es una funda para el casco confeccionada, precisamente, en material repelente al agua. Lo mismo me habría dado pasar la mano.
La primera constatación es que aún soy un poco (o un mucho) torpe sobre la moto. Sí, me las daba yo muy valiente largándome a Ávila un día soleado pero aquí me quería ver yo. Y algún que otro motero que lee estas notas.
Ya en el primer cruce parezco una adolescente a la que le acaban de regalar su primera Vespino por aprobar todo el curso. ¿Qué decir de la primera rotonda? Pues que casi desafío a las leyes de la gravedad logrando no caerme a cinco por hora. Increíble, la moto se mantenía en pie a pesar de la casi total ausencia de movimiento.
La segunda constatación es que llovía más de lo que parecía. Bastante más. Aún estoy a tiempo. ¿Vuelvo y cojo el coche? Nooooo. Me dije que iría todos los días en moto. ¿Y si espero a comprarme un pantalón impermeable? ¡Qué no! Vale.
Los cascos no tienen limpiaparabrisas ni luneta térmica. Al menos el mío. Tercera constatación. O sea, no puedo respirar fuerte porque se empaña y las gotas de agua que caen sobre la visera se acumulan hasta que forman un río que baja en picado por el barbuquejo. Ya se sabe pero, caray, hasta que uno no se ve ahí dentro, no es del todo consciente.
¿Y dónde van a parar las gotas que caen por el casco? Quizá al pantalón o a la chaqueta, o al sillín. La verdad es que, con tantas gotas juntas, al final uno no sabe ni de donde le vienen. Porque mira que llueve cuando llueve...
Otra constatación es que, cuanto más tiempo pases en la moto, más te mojas. Obvio ¿no? Pero... ¿cómo consigo reducir ese tiempo si manejando sobre suelo húmedo soy un auténtico pato. Aún circulaba yo por la avenida de mi pueblo cuando me adelanta a toda leche una cebeerre. Y pienso yo ¿es que él no se cae? Sí, ya me sé esa teoría de las ruedas grandes y la estabilidad y todo eso pero digo yo que también influirá algo la pericia del piloto.
Esquivar charcos. Otra lección. Bastante tiene uno con mojarse por arriba como para mojarse desde abajo. Mira por donde, aquí Mi Vespa tiene una ventaja importante: el escudo. Quieras que no, me protege bastante más que a los erres y gracias a eso, al menos los pies llegan secos. Pero, a pesar del casco, hay que evitarlos. No te haces una idea ni aproximada de la cantidad de charcos que hay en la carretera. ¿No pueden asfaltar con más frecuencia?
Ya que hablamos de asfalto ¿Sabías que hay, al menos, cuatro o cinco tipos diferentes? Cuando viajaba en coche apenas me había dado cuenta pero hoy he podido clasificarlos en función de su capacidad para beberse el agua: van desde los puramente abstemios hasta los bebedores empedernidos. Estos últimos deben ser muy caros porque apenas hay algún tramo de autopista que lo usa mientras que los abstemios estaban de oferta y se encuentran por todas partes a pesar de que son más peligrosos que un mafioso enfadado.
Yo no me enfadaba. Lo cierto es que me sentía bien. Empapado, pero bien. Orgulloso de llevar quince minutos y quince kilómetros sobre Mi Vespa sin caerme.
En las piernas empezaba a experimentar el fenómeno traje de neopreno, o sea, que el vaquero estaba completamente encharcado y con el calor de las piernas se calentaba el agua ahí alojado.
En el pecho, una terrible sospecha que confirmé al momento: mi cazadora no es impermeable. Menos mal que ya estaba llegando al trabajo. Aunque, eso también me daba cierto pudor. Creo que ya he comentado en alguna otra nota que estoy rodeado de moteros y me daba hasta vergüenza llegar hecho una sopa, porque, es que, hasta de los calzoncillos podría licuar un vasito de agua.
Así que esta esponja rondante, aparca a la puerta y confía no encontrarse a nadie. Ni me quito la cazadora hasta llegar al baño para disimular más. Cuando lo hago, descubro la camisa pegada al cuerpo y con más lamparones que una tienda de iluminación. Directamente me sitúo bajo el secamanos y empiezo a llenarme de aire caliente. No os podéis hacer una idea del aspecto que tenía. La camisa recién planchada se había convertido en un revoltijo de arrugas mojadas que más parecía un garbanzo antes de entrar al cocido. Intenté dirigir el chorro de aire caliente hacia las piernas pero por más posturitas que ensayase sobre el lavabo resultaba casi imposible secarse por lo que decidí sentarme a trabajar así de calado.
Creo que aún, mientras escribo esto, varias horas después de que sucediera, todavía tengo húmedo el ombligo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juas.
No veas lo que me he reido leyendote.
Tienes toda la razon, yo pasé verdadero miedo las primeras veces que me pillaba la lluvia. Y si es dificil en Vespa, imaginate parar en mojado una moto de casi 300kg.
Saludos motero!

J.

Eva Bntz dijo...

q ha diluviado hoy?? egk no m'entero de ná, es lo k tiene estar de vacaciones. Oye y ¿no has pensado dedicarte al tema monólogos?