viernes, agosto 27, 2004

Alka Seltzer (¿se escribe así?)

Una noche estupenda. Las caipirinhas se sucedían tan rápido como las conversaciones y las horas pasaban tan rápidas como las botellas de cachaça. Lástima que al día siguiente ¿al día siguiente? Lástima que dentro de unas pocas horas haya que acudir al trabajo.
Cuando suena el despertador lo primero que recuerdo no son las risas ni la charla sino la última copa y ese chorrito de más que eché sobre los hielos ya ni siquiera picados. Entre dormido y beodo consigo llegar a la ducha y me dejo caer bajo el chorro de agua con la ilusión de que obre milagros. Aunque algo ayuda, los doscientos centímetros cúbicos de café solo son absolutamente necesarios. Y una pila de pastillas que van desde los analgésicos hasta los antiinflamatorios regados, eso sí, con una buena dosis de vitamina C.
Con tan suculento desayuno me planto ante Mi Vespa. Por suerte sólo veo una y atino a meter la llave en la cerradura del cofre para sacar el casco y la chaqueta. Arranco y... rumbo al trabajo.
Los primeros metros me toca aguantar a un par de camiones que circulan a veinte por hora y que me resulta imposible adelantar. Claro que, en mi estado, a ver quién se atreve. Así que, aguanto a la cola hasta que consigo deshacerme de ellos. Lo que no sabía yo es que, justo cuando me libro de la artillería pesada me encuentro con un inesperado atasco. ¿Por qué hay un atasco hoy aquí, viernes de agosto a las ocho de la mañana? Porque a alguien se le ocurrió que era un buen día para cambiar el trazado de la autovía y continuar las obras al mismo tiempo. O sea, que me toca sortear al mismo tiempo los coches y el péndulo que tengo en mi cabeza para mantenerme en pie.
Decididamente la mañana no empezaba bien pero, al llegar a la autovía, librarme de los coches y poder dar libertad a la muñeca derecha el panorama cambia. Mi Vespa empieza a volar y el viento que habitualmente fastidia, entra entre las rendijas del casco, entre las ventilaciones de la chaqueta, entre el tejido de los pantalones y va llenando todo mi cuerpo de aire fresco y mañanero. La pesadez de mi cabeza se aligera y el plomo de los párpados se vuelve pluma. Increíble. Mi Vespa se ha transformado en un Alka Seltzser con motor y ejerce efectos mágicos. A los pocos minutos estoy despierto y animado. Aparco, guardo casco y chaqueta y me siento a trabajar...
Creo que necesito otro café.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya, por fin me deja comentar.

Lo que iba a decirte es mi experiencia, que es más corta que la tuya pero distinta. La medicación está bien, pero no para las resacas. Yo soy un tipo que se infla a paracetamol y otros derivados en cuanto me mareo un poco, pero desde hace varios años no la tomo para combatir la resaca y eso que a veces incluso la tomaba antes de acostarme para que me hiciera efecto al levantarme.

Mi remedio casero es antes de acostarme comer algo que aporte muchos nutrientes, uno o dos plátanos son la solución ideal porque son muy fáciles de comer y aportan mucho, no es lo mismo que un sandwich. Y obviamente beber muucha agua, tanto antes de acostarme como al levantarme.

Y a los que dicen que bebiendo algo se le quita la resaca, yo les digo que lo haré cuando los vea correr para quitarse las agujetas de las piernas :-D

--
SegFault